El Laberinto del Alcázar de Sevilla
Autor: Rafael Blanco Almenta - Data: 20/07/2015
Nuevas Aportaciones
Hasta ahora, se había estudiado con cierta profundidad el laberinto del Alcázar de Sevilla. Tenemos que citar necesariamente la gran aportación de Dª Ana Marín Fidalgo con su libro "El Alcázar de Sevilla bajo los Austrias" (2 tomos, ampliado posteriormente por otro tomo más), pues su obra es referente obligado para conocer este conjunto (ver páginas 405, 438 y 460, especialmente).
Posteriormente, año 2003, se publicaría otra obra de interés bajo el título "Los jardines del Alcázar de Sevilla entre los siglos XVIII y XX", de la mano de la autora Dª María Reyes Baena Sánchez. Ya más cercano a nuestros días, año 2013, yo mismo tuve ocasión de realizar un estudio específico titulado "Laberintos vegetales en España", publicado en el libro "Jardines esotéricos", donde incluía el laberinto del alcázar hispalense.
Laberinto actual realizado en 1910 con plantas de mirto alternado con pies de cipreses.
En estas tres obras se cita toda la trayectoria que sufrió este laberinto desde su creación, en 1619, hasta su traslado en 1910. Hay otras obras publicadas sobre el alcázar que obviamos puesto que más que aclarar sobre el tema o aportan poco o, incluso, pueden llegar a generar confusión. Esta confusión vendría generada porque en dichas publicaciones aparecen más de un plano con la presencia de varios trazados distintos del laberinto. Además se afirma que el trazado del actual laberinto se debe a seguir como modelo un azulejo existente en el suelo del pabellón de Carlos V del mismo alcázar. Nada más lejos de la realidad.
Pabellón de Carlos V. Emplazamiento y detalle del trazado.
Por lo tanto los estudios existentes aportan datos de cómo fue este laberinto, es decir su desaparición y cómo se construyó el nuevo en un lugar distinto y un trazado también distinto. Pero fue con motivo de mi asistencia a una interesante exposición en Noviembre de 2013 bajo el título de "Paraísos del Antiguo Sur" cuando pude descubrir una imagen que vino a convulsionar la visión que hasta ahora tenía sobre el laberinto del Alcázar, por un lado, y, por otro lado, la importancia de las fotografías y postales antiguas. Descubrimientos que debo al gran especialista en jardines históricos D. José Tito Rojo.
Trazado del laberinto según plano de Van der Borcht.
Efectivamente, existen testimonios gráficos que nos indican cómo era realmente el laberinto del Alcázar de Sevilla, el cual rodeaba el conocido como Monte del Parnaso. Entre estos testimonios se encuentran tres fotografías: dos de J. Laurent y dos de Hauser y Menet.
Fotografías aportadas por J. Laurent. Archivo privado.
La primera se titula "Vue des Jardins de l´Alcazar" nº 41, Spagne, Seville. Como hemos dicho se trata de una toma realizada por el francés Jean Laurent (1816-1886), uno de los más destacados fotógrafos que trabajaron en España en el siglo XIX, y en ella, en su esquina inferior derecha, se aprecia parte del laberinto. Lo suficiente para comprobar que, su trazado real no tiene nada que ver con su reflejo en la cartografía histórica. Efectivamente, los planos consultados hasta ahora, en especial el de Van der Borcht no hacían más que distanciarse y dar una visión confusa del trazado del mismo. Sólo he encontrado un plano de 1872 de J. Fernández en el que se aprecia un trazado muy similar al que tuviera en la realidad.
La otra es ya toda una declaración manifiesta de cómo era el laberinto pues se trata de una vista tomada desde un punto alto y donde se observa claramente su trazado y composición. Este era pues el laberinto original, trasladado por orden de Alfonso XIII en 1910.
Una de las postales aportadas por Hauser y Menet. Vista general y detalle de la misma.
Existía pues la necesidad de seguir investigando y tener una visión con más detalle del laberinto. De ahí que esta búsqueda deparara en la localización de dos imágenes realizadas por la firma Hauser y Menet, una de las imprentas más destacadas en España, fundada a finales del s. XIX. En sus trabajos, en forma de tarjetas postales a diferencia de Laurent que eran fotografías, reflejan los monumentos y lugares de la época. Conociendo pues la existencia de este recurso era sólo cuestión de tiempo y ocasión que sus obras pudiera tenerlas en mi poder, como así sucedió en el año actual (2014).
El laberinto original. Foto de Hauser y Menet.
La detenida observación de dichas imágenes da como resultado el poder conocer cómo el laberinto y el monte del Parnaso es todo un conjunto, es decir, no son elementos aislados que se unen para formar una composición, no fueron concebidos así, son todo uno. De ahí que la historia haya sido injusta con este lugar que debemos llamar ESCENA. Pues sí, el mal estado de los muros que rodeaban este sitio lo dejaron desnudo e indefenso. Indefensión que se vio plasmada por la intervención que culminó en su traslado. Sólo quedó el monte del Parnaso, sólo y aislado, embebido en un jardín paisajista extraño y contrario a su propia esencia, preguntándose qué hace un elemento clásico en un jardín moderno.
Entrada al jardín donde estaba el laberinto.
Y así lo contempla el paseante inadvertido y no informado de su devenir. En su pasear por el jardín paisajista culmina en un elemento clásico. Al menos cara de extrañeza deberá mostrar ese paseante. Pero si el ingreso a esta zona lo hace por el Jardín de las Damas, esa extrañeza es mucho mayor, puesto que la entrada a la zona se hace atravesando una puerta de entrada coronada por la imagen equivalente de Teseo matando al Minotauro, por lo tanto, lo que a continuación debería de aparecer debería ser un laberinto, pero.. sorpresa, el laberinto ya no existe, al menos en esta zona. Sentimiento pues de estupor y contrariedad, al menos para el iniciado en esta materia.
Además el laberinto no es un elemento lleno de connotaciones esotéricas y filosóficas, al menos en este caso, sino de cuestiones que tienen que ver más con las cuestiones festivas y lúdicas. De ahí que la montaña del Parnaso no sólo es una montaña y el laberinto un laberinto, el conjunto es un todo una ESCENA. Reiteramos este concepto. Pues aunque hoy en día el área del monte del Parnaso es una zona abierta, nos la tenemos que imaginar como un recinto cerrado, si, cerrado por altos muros como el resto de los jardines renacentistas. En él debían acontecer juegos y divertimentos, conciertos y
estancias amorosas.
El Monte del Parnaso. Estado actual.
Plaza, antesala del Monte Parnaso.
Para refrendar estas consideraciones sobre la escena, hemos recurrido a los cuadros existentes en el Museo de Bellas Artes de Sevilla donde aparece el Monte del Parnaso, rodeado de personajes alusivos al mundo de las artes, especialmente músicos. Por ello debemos vincular también este monte con la inspiración para los artistas. Invitamos pues no sólo a visitar el laberinto sino también la institución que acoge a estos cuadros para poder conocer a estos elementos, en concreto el Monte del Parnaso, reflejado en la pintura como integrante de una ESCENA. Por todo lo comentado, este artículo es básicamente gráfico puesto que el devenir y detalles de este laberinto (el antiguo, el existente alrededor del monte del parnaso) se ha reflejado convenientemente en las obras arriba citadas. Esperemos sirva de lugar de reflexión para dar a conocer el pasado de una ESCENA y que los que se acerquen al alcázar puedan reconocer en sus jardines su pasado y su presente.
Laberinto actual. Setos de mirtos donde se alternan cipreses singulares y en forma de arco.
Autor: Rafael Blanco
Contato: topi_ario@hotmail.com
También puede interesarte:
Jardines Históricos de España
Rafael Blanco Almenta Especialista en Jardines Históricos y Escritor