¡Conozca los suelos brasileños e identifique los más adecuados para proyectos de paisajismo !
Autor: Matheus Leôncio e Taís da Costa Morais - Data: 28/11/2024
El suelo se clasifica como un compuesto formado por la asociación de sustancias orgánicas e inorgánicas y procede de la degradación de sedimentos rocosos, además de estar presente en la superficie de la tierra. El suelo es la base de la biodiversidad, ya que plantas y animales dependen directamente de él. Además, las actividades económicas también se ven afectadas por el suelo, especialmente el sector primario: agricultura, ganadería y extracción.
Su composición puede contener tres fases distintas: sólida (que comprende materia orgánica e inorgánica), líquida (solución del suelo o agua del suelo) y gaseosa (aire del suelo). Los suelos suelen asociarse a superficies indestructibles e ilimitadas, pero estos pensamientos son erróneos. De todo el tamaño del planeta Tierra, sólo el 7,5% de su superficie tiene suelo apto para la agricultura, y éste se caracteriza por su fragilidad.

Llamamos meteorización al proceso que da lugar a la formación del suelo, es decir, a la degradación de minerales y rocas, que altera en consecuencia sus propiedades químicas. Los suelos sanos son ecosistemas vivos dinámicos, una combinación perfecta de materia orgánica, minerales, agua, aire y vida. La composición del suelo varía de un tipo a otro, ya que los elementos químicos presentes en su composición pueden variar debido a factores como la humedad del aire, el sol, el viento y el clima. No obstante, la composición del suelo suele ser de un 45% de elementos minerales, un 25% de aire, un 25% de agua y un 5% de materia orgánica.
Sin embargo, quien crea que en estos ecosistemas sólo hay lombrices se equivoca. Los estudios demuestran que un gramo de suelo puede contener aproximadamente 50.000 especies de seres vivos divididos en varios reinos, todos ellos en constante interacción, manteniendo así su suelo productivo y sano. La combinación de las actividades de estos organismos con el volumen de materia, el tipo de partícula de roca y la proporción de agua y aire se combinan para crear cientos de tipos diferentes de suelo.
Según el Sistema Brasileño de Clasificación de Suelos (SiBCS) - Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), en Brasil predominan tres tipos de suelos: los latosoles, los arcillosos y los neosoles, que en conjunto cubren cerca del 70% del territorio nacional. Los latosoles y argisoles ocupan por sí solos cerca del 58% de la superficie, y se caracterizan por ser suelos más profundos, meteorizados, ácidos y con poca fertilidad natural. Pueden darse suelos de fertilidad media y alta, pero suelen ser poco profundos debido a su bajo grado de meteorización. Estos tipos se clasifican en neosoles, luvisoles, planosoles, nitosoles, cambisoles y chernosoles.
Los suelos sanos son:
Humus o tierra orgánica
Caracterizado por ser un suelo extremadamente fértil, el suelo humoso es rico en humus. El humus consiste en materia orgánica en proceso de descomposición, que está relacionada con el proceso digestivo de las lombrices y los gusanos de tierra, lo que da como resultado un suelo rico en nutrientes.
Suelo arcilloso
Un suelo arcilloso es aquel en el que los granos de arcilla constituyen la mayor parte de la mezcla. Para que un suelo se considere arcilloso, la cantidad de arcilla encontrada debe ser al menos el 30% de todo el compuesto. Una característica de este suelo es su gran capacidad de retención de agua, debido al tamaño de sus partículas y al espacio entre los granos. El suelo arcilloso tiene una elevada fertilidad y se utiliza en la fabricación de cerámica. Además de arcilla, este suelo contiene cantidades significativas de aluminio y óxidos de hierro. Según el Mapa de Suelos de Brasil, este suelo está presente en el 26,9% de las unidades del país.
Solo silte
El suelo limoso se encuentra entre la arena y la arcilla, aunque tiene granos muy pequeños como la arena, no tiene mucha cohesión y se considera un suelo inestable a largo plazo, que puede erosionarse y degradarse de forma natural. Sus partículas proceden de la degradación de feldespato, piroxeno, anfíbol y biotita, principalmente. Su calidad es inferior a la de los suelos arenosos y arcillosos.
Suelo arenoso
Se compone de entre un 60% y un 70% de arena, y el resto de arcilla y piedras. El suelo arenoso surge principalmente debido a la deforestación de grandes áreas. El suelo arenoso es pobre en nutrientes y no tiene buena fertilidad, ya que es muy aireado y poroso. Las especies vegetales que gustan de este suelo suelen tener hábitos arbustivos y están adaptadas a estas zonas, como los cactus, por ejemplo. Además, en la formación del suelo arenoso influye el clima árido de las regiones con este tipo de suelo.
Suelo fangoso
Al ser muy fértil y contener un número importante de nutrientes, la tierra fangosa tiene propiedades físicas intermedias entre la arcilla y la arena. Debido a su textura fina, se compone principalmente de agua, con menos arena en el compost. Cuando la humedad es mayor, este tipo de tierra es más blanda y suave, lo que facilita su cultivo.
Varios suelos

Región de manglares. Los manglares son zonas compuestas de suelo fangoso.
Archivo del Instituto Bullfrog
A la hora de plantearse el cultivo de plantas, hay que tener en cuenta si el suelo que se va a utilizar es idóneo para la plantación. Cada especie vegetal tiene afinidad con un determinado tipo de suelo y suele ser exigente en cuanto al suelo debido a las adaptaciones endémicas a sus hábitats naturales. Esta variedad de suelos existentes refleja la diversidad existente y refuerza la necesidad de conocer mejor qué suelo utilizar a la hora de plantar. Factores a tener en cuenta a la hora de elegir el suelo:
Textura del suelopHLa disponibilidad de nutrientesLa cantidad de materia orgánicaDrenaje del sueloTemperatura del suelo
Los suelos pueden clasificarse en tres grupos:
Suelos con gran capacidad de drenaje: suelos arenosos.Suelos que retienen el agua: suelos arcillosos.Suelos orgánicos: ricos en materia orgánica.
Los suelos son fundamentales para cultivar y preservar los ecosistemas.
En paisajismo, encontramos ciertos tipos de suelos y materiales drenantes, utilizados habitualmente para plantar macetas y parterres:
Tierra orgánica o vegetal: es una mezcla de tierra negra pura y materia orgánica. Este tipo de tierra garantiza la aireación del suelo y es sumamente importante para el desarrollo de las raíces.
Humus: formado por la descomposición de materia orgánica, que puede ser de origen animal o vegetal. Es rico en nutrientes y humedad, lo que garantiza la estabilidad, la absorción de nutrientes y la estructuración. El humus de lombriz, elaborado a partir de los excrementos de las lombrices de tierra, se utiliza mucho para cultivar hortalizas.
Manta drenante: la manta drenante actúa como protección, separando el suelo de la capa drenante. Absorbe nutrientes para la planta, filtra el agua y evita que el suelo se encharque.
Sustrato: sustituye a la tierra durante un cierto tiempo. Es habitual en plantas comerciales, compradas en calabazas o bolsas para ser replantadas en macetas.
Arcilla expandida: compuesta por arcilla porosa, permite que el agua fluya libremente. Se utiliza para evitar la putrefacción de las raíces y puede emplearse como capa de drenaje o incluso como mantillo. Debido a su expansión, facilita la circulación del aire en el suelo, lo que es importante para el crecimiento de las plantas.
Compost o abono orgánico: se extrae de la descomposición de materia orgánica o animal, como el compost. Es muy nutritivo y puede utilizarse puro o combinado con otros tipos de tierra. El compost orgánico es una alternativa sostenible al uso de fertilizantes químicos.
Ejemplos de plantas y su tipo de suelo:
SUELO AIREADO (suelo ligero y aireado):
HelechosAvencaFilodendrosAnthurium
SUELO ARCILLOSO (suelo pesado y compactado):
Hortalizas de raíz: zanahorias y nabosZuecosMaíz, arroz, avena (ideal para estos cultivos)
El suelo es la base de la vida y el equilibrio de un jardín. Representa el principio y el final del ciclo de la vida vegetal. Es esencial conocer el suelo y sus propiedades antes de elegir las plantas que formarán parte del ecosistema. El equilibrio y la comprensión son necesarios para crear un sistema funcional y duradero, evitando al mismo tiempo perturbar o degradar el suelo en la medida de lo posible.
La degradación del suelo, que hace que pierda sus cualidades químicas, físicas y biológicas, es un proceso que ocurre de forma natural, pero que se está acelerando por la interferencia humana. Los altos niveles de contaminación alteran los procesos biológicos e incluso pueden acabar con la vida microbiana del suelo, la deforestación y las alteraciones de la estructura del suelo por el desarrollo lo hacen vulnerable a la erosión, la compactación del suelo también es un factor que ha contribuido a la calidad del suelo, la agricultura y la urbanización expulsan aire de la tierra, lo que dificulta la absorción del agua.
El arado, conocido durante cientos de años como uno de los mayores inventos de la historia, puede llegar a ser perjudicial para el suelo, drenando la capa superficial y acelerando la erosión. Incluso el riego, cuando se hace en exceso, puede dañar la biodiversidad, la calidad y la productividad de la tierra.
En la agricultura, el uso de pesticidas y algunos fertilizantes está comprometiendo la calidad del suelo, y el uso de fertilizantes nitrogenados interfiere en el ciclo vital de las poblaciones microbianas. Además, el cambio climático está drenando cada vez más el suelo, y se cree que 1/3 de España está en proceso de transformarse en una zona desértica debido a estos cambios, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
¿Cómo se puede invertir la situación?
Un cambio en los hábitos agrícolas puede reducir e invertir el daño causado al suelo. Las buenas prácticas en el cultivo de hortalizas pueden contribuir a mejorar el suelo. La agrosilvicultura es un ejemplo que puede ser de gran importancia en este proceso. El cultivo de una variedad de plantas contribuye a la salud del suelo a través de la interacción de estas especies y sus sistemas biológicos. En este sentido, el fomento de los hongos también es de gran importancia, ya que ayuda a las plantas a absorber los nutrientes del suelo a la vez que fortalece y construye una composición saludable para el suelo. Estas buenas prácticas contribuyen a la regeneración del suelo y sostienen a las comunidades locales, manteniendo el planeta en equilibrio.
Véase también:
El cambio climático y sus impactos en la vegetación
Historia y evolución de la hibridación vegetal: la rosa como protagonista
Contrabando de plantas: una amenaza para la biodiversidad
Araucariaceae: Reliquias vivientes de la era de los dinosaurios

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