Más allá del blanco: la explosión de las plantas y los esfuerzos de conservación en la Antártida
Autor: Matheus Augusto P. Leôncio - Data: 05/02/2024
La Antártida (o Antártida) es el quinto continente más grande, además de ser el más frío y seco de todos, es el desierto más grande del mundo con unos 14.200.000 km² de superficie. Ubicada entre el Polo Sur Geográfico (latitud 90°S) y el paralelo 60°S, esta región, aunque extrema, posee una gran biodiversidad y un alto grado de especificidad, es decir, los seres que allí existen muchas veces no se encuentran en otras regiones, lo que hace que el ecosistema antártico sea visto como un ecosistema frágil. Debido a estos factores, el manejo de los recursos vivos ha venido generando discusiones internacionales sobre la importancia de proteger la integridad de estos ecosistemas.

La vegetación antártica desempeña un papel crucial en la regulación del clima global al absorber CO2, lo que influye en los patrones climáticos. También sirve como base de la cadena alimentaria, preservando la biodiversidad local. La adaptación de los organismos a la vegetación crea ecosistemas únicos, mientras que las plantas desempeñan un papel vital en la protección del suelo de la erosión y la inhibición de las especies invasoras.
La vida en la Antártida está intrínsecamente ligada a parámetros ambientales extremos, moldeando la evolución de los seres vivos que habitan esta región. Estas criaturas han desarrollado adaptaciones notables para sobrevivir y prosperar en un entorno tan desafiante. La vida terrestre se concentra en una pequeña franja de tierra en la costa que en verano está libre de hielo. En estas zonas encontramos desde pequeños invertebrados hasta líquenes (una asociación mutualista entre algas y hongos). En el mar, la biodiversidad es mucho mayor, con comunidades mucho más complejas de diferentes reinos taxonómicos.
En el ámbito vegetal, debido a las condiciones extremas, suelos pobres, congelados y poco profundos, lo que quedaba de la vegetación eran especies limitadas que iban desde plantas de bajo tamaño hasta plantas con pocos centímetros de altura, limitadas a algunas briófitas (como musgos), líquenes, algas y dos especies nativas de angiospermas (plantas con flores), la Hierba Antártica (Deschampsia antarctica) y el Perlado Antártico (Colobanthus quitensis).
En ciertas zonas peninsulares de la Antártida, nos encontramos con auténticas alfombras verdes formadas por briófitas en suelos húmedos, cerca de canales de deshielo. Estas plantas crecen a un ritmo notablemente lento, aproximadamente 1 mm por año, sin embargo, poseen la notable capacidad innata de sobrevivir en condiciones frías y dispersarse a largas distancias. En la región continental, solo se han documentado 25 de las 110 especies identificadas en la Antártida Peninsular, que representan 55 géneros de 17 familias, siendo predominantemente musgos y una minoría de hepáticas.
Perla Antártica (Colobanthus quitensis):

Las plantas de la Antártida, especialmente las briófitas, sobreviven en un entorno hostil a través de estrategias como el crecimiento extremadamente lento, la tolerancia al frío, la resistencia a la desecación y la capacidad de recuperarse después de la exposición a condiciones adversas. De esta manera, estas plantas son capaces de mantener su metabolismo funcionando incluso en condiciones inadecuadas, llevando a cabo la fotosíntesis incluso a temperaturas bajo cero y bajo la nieve. Estas adaptaciones únicas aseguran su supervivencia en las difíciles condiciones del continente antártico.
El cambio climático está interfiriendo directamente con el aumento de la temperatura en la Antártida a medida que las temperaturas continúan aumentando y el hielo continúa derritiéndose, los investigadores están haciendo nuevos descubrimientos que afirman que las plantas en el continente están prosperando y creciendo más rápido. Una investigación realizada por Nicoletta Cannone de la Universidad de Insubria en Italia, publicada en el artículo "Aceleración del calentamiento climático y la dinámica de las plantas en la Antártida", confirmó el cambio en el patrón de crecimiento de D. antarctica e C. quitensis en el período de 2009 a 2018.
La revelación sorprendente fue darse cuenta de que estas plantas están prosperando en el clima más cálido. Los investigadores observaron que Colobanthus creció cinco veces más rápido entre 2009 y 2018, en comparación con las tasas de crecimiento entre 1960 y 2009. Por su parte, Deschampsia ha experimentado un notable incremento, creciendo 10 veces más en la última década. El aumento de 1 °C en la temperatura media anual del aire en la isla de Signy entre 1960 y 2018 indica claramente que estas plantas se están beneficiando del nuevo entorno templado.
Hierba antártica (Deschampsia antarctica):

El aumento de las temperaturas ejerce una marcada influencia en las temporadas de crecimiento de las plantas, prolongando el período de crecimiento, acelerando las tasas de desarrollo, alterando los patrones de floración y fructificación, e impactando en la estacionalidad, como se discutió anteriormente en "En el umbral de la supervivencia: el impacto del cambio climático en las especies vegetales" y "Identificación y conservación de especies vegetales amenazadas". Estos cambios tienen implicaciones significativas para la dinámica de los ecosistemas y las interacciones entre las comunidades de plantas y otros organismos.
Este rápido crecimiento de las plantas puede afectar a los animales locales de diversas maneras, incluidos los cambios en los hábitats, la intensificación de la competencia por los recursos, los cambios en la disponibilidad de alimentos y los desafíos en la navegación debido al aumento de la biomasa vegetal. Estos impactos directos pueden tener efectos significativos en la dinámica e interacciones de los ecosistemas locales.
Reflexionar sobre la necesidad de equilibrar el crecimiento natural con los cambios inducidos por el hombre en la Antártida nos lleva a considerar la delicada interacción entre la naturaleza y las actividades humanas. Si bien el crecimiento acelerado de las plantas puede verse influenciado por factores naturales, es crucial reconocer la responsabilidad humana en el cambio climático que contribuye a este fenómeno. Es imperativo promover la acción colectiva para proteger este entorno único y fundamental para el planeta. La preservación de la Antártida no es solo una responsabilidad local, sino una obligación global. La concienciación, la investigación científica continua y la implementación de prácticas sostenibles son pasos cruciales para garantizar que las generaciones futuras puedan apreciar y estudiar este ecosistema único.
Referencia:
Aceleración del calentamiento climático y dinámica vegetal en la Antártida
Vegetación antártica
Características del ecosistema y breve historia
Científicos y turistas transportan semillas a la Antártida sin saberlo
¿Flores en la Antártida?
Vea También:
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