La transformación de Miranda Magnoli en la enseñanza del paisajismo

En el mes de las mujeres, la Revista AuE Paisajismo Digital, trae la historia de una arquitecta paisajista que fue referencia en el ámbito de la educación del paisajismo: Miranda Magnoli.

Viniendo de una época en la que las mujeres eran enseñadas sobre la importancia de ser una buena esposa, saber cocinar, tocar el piano y bordad, Miranda tuvo el privilegio de estar en una familia que la incentivó a estudiar para buscar una profesión. La elección de la arquitectura fue a través de su hermano mayor, que estudiaba ingeniería y solía llevarle libros de Giò Poti, Bruno Zevi.

En 1951 ingresó en la FAU/USP y fue en el 5° periodo de Universidad, que tuvo su primer contacto con el paisajismo, a través de la inclusión de la cátedra impartida por Roberto Coelho Cardozo. Se graduó en 1955 y llegó a trabajar directamente con Cardozo y Abelardo de Souza, pero realmente quería dedicarse al urbanismo. Por un periodo, su carrera como arquitecta fue muy dura, ayudó a su hermano en la construcción de algunas casas pues estaba desempleada, consiguió un trabajo dentro el ayuntamiento, del cual fue despedida por el cambio de gestión, se mudó para Porto Alegre e intento trabajar dentro el urbanismo local, volvió para São Paulo, pero en ningún momento dejó de luchar por su pasión.

Fue a través de una invitación de Abelardo para enseñar en la USP, en 1971, que comenzó las transformaciones que vendría a hacer en la enseñanza de la arquitectura y que consecuentemente cambió la forma de pensar en el urbanismo y las transformaciones que el paisajismo puede causar en las ciudades.

Como primera acción, puso en marcha el estudio del espacio público, aunque el mercado fuera mayoritariamente de proyectos privados. Este enfoque era antiguo, ya que provenía de los primeros arquitectos que enseñaban al principio de la facultad y que estaban acostumbrados a este tipo de mercado laboral.

"Tenemos que hacer el mercado". - Miranda Magnoli